Casa Mirador

La posibilidad de trabajar sobre un antiguo bar de los años 30, situado a privilegiada altura sobre un valle en un remoto pueblo de la sierra de Albarracín de no más de cien habitantes, abre nuevas oportunidades para reflexionar sobre lo imprescindible. Sobre aquello debe ser conservado, aquello que tiene nueva cabida, pero sobre todo aquello que, mediante la operación de sustracción, añade nuevas capas a la experiencia de habitar que se encontraban latentes en un lugar, esperando a ser descubiertas.